sábado, 24 de enero de 2009

C e r t e z a s . . .




Hoy quise escribir un post nostálgico y triste, lleno de sentimientos, pero en mi cabeza solo da vueltas un poema de Sabines cuyo libro siempre está en mi buró, sucio, rayado y con muchos recuerdos encima. Me atrevo a ponerlo aquí, porque refleja mi estado de ánimo y me encanta la mezcla de sabores y sensaciones que me trae a la memoria. Tu cuerpo junto al mío...

CERTEZA DE QUE NO TE HE PERDIDO Y TE ESTOY EXTRAÑANDO...

HE AQUÍ QUE TÚ ESTAS SOLA Y QUE ESTOY SOLO...

He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.

Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.