...Y regresé
a la maldición
del cajón sin su ropa,
a la perdición
de los bares de copas,
a las cenicientas
de saldo y esquina...
J. Sabina
...Y de repente me descubro soñando despierta;
soñando que aún me deseas,
soñando que bailamos cadenciosamente sobre las sábanas
deshaciendome entre tus brazos
sofocandome con el aire viciado de nuestros aromas
iluminado con tu prescencia
estoy temblando,
imaginandome en la firmeza de tu beso interminable
donde todo llenas implacable,
tomando cada trozo de piel disponible
gástando mis labios
con cada suspiro,
me pones nerviosa con tu solo recuerdo,
con la memoria de lo que aún no respiras,
y caigo exhausta de evocarte
de añorarte en esta cama vacía
conmemorando la sola idea de
nuestro encuentro pendiente
conciente de que no existirán las prisas.
(sabiendo que cuando todo se apague
seguirás iluminando)