jueves, 14 de mayo de 2009

Influencia



Los gatos en la azotea caminan silenciosamente,

se comunican a murmullos.

Miran la luna llena cual si fuera la última.

El viento acaricia sus sentidos.

Se seducen mutuamente y giran entre si

lamiéndose,

acicalandose,

reconociéndose;

rito erótico provocado por la luz que los baña.

Se escuchan los maullidos en la madrugada,

música del encuentro.

La luna sonríe al mirar a sus vigilantes amandose a su abrigo.

Provocadores llenan su noche de luz de luna,

de amores prófugos y eternos.

Sabiéndose suyos huyen,

y dejan a la luna tan solitaria

como ellos

con la dulzura de la certeza

de avistamientos futuros.