domingo, 15 de mayo de 2011

Mil nombres



















Lunes, 12 de agosto.

" ...Ella me estaba mirando y de pronto movió los labios para decir dos palabras. Dijo ‘te quiero’. Entonces me di cuenta que era la primera vez que me lo decía, más aún que era la primera vez que lo decía a alguien. Isabel me lo hubiera repetido veinte veces por noche. Para Isabel, repetirlo era como otro beso, era un simple resorte del juego amoroso. Avellaneda en cambio, lo había dicho una vez, la necesaria..."

La Tregua,
Mario Benedetti
.






Parece que te veo llegar.La primera vez que te observé a conciencia. Miré tu andar despreocupado, tan seguro de tus pasos, tan dueño de todo lo que está a tu alrededor y pensé que tener tu atención debía de ser todo un reto, alguien como tú, con la experiencia marcada en los ojos, con tanta juventud en los labios. Tensión. Vértigos. Como los de la primera vez. Esperando tu mirada sobre mi. Deseando tus manos en mis caderas. Me recorrías las ganas una vez sobre otra, sonriendo sin saber que podias romperme, ganarme y perderme mil veces sin yo poner objeción alguna. Pensé "debo tener cuidado" mientras te imaginaba perdiendote en mi sur. En vano. Todo fué en vano. ¿te llamaba principio? ¿te llamaba destino? Te nombré a distancia, te lamía con los ojos a discreción y entonces fué cuando descubrí que ya te conocía. ¿Como no reconocerte desde el inicio si llevabas una piel tan distinta a la mía? ¿como no saber que el aire que yo respiraba tenia ya restos de tus suspiros? ¿como ignorar que tu cincelabas mis jadeos?¿como intentar ponerte un nombre si no hay palabra para ti? Olvidé que sabes leer mi pensamiento y tomaste todo lo que era. Me dejaste a mitad a sabiendas que jamás podré ser la misma.

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Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabes tan objetivamente como yo.
Sin embargo hay algo que quisiera aclararte,
cuando digo todas las parcelas,
no me refiero solo a esto de ahora,
a esto de esperarte y aleluya encontrarte,
y carajo perderte,
y volverte a encontrar,
y ojalá nada mas...

Mucho mas grave


Mario Benedetti




Me sabes y sabes que me tienes al borde del precipicio, rayando la locura, que ya no importa lo que no digas, que los silencios hacia mi pesan que todas las palabras de amor guardadas para alguien ya. Te llamé monotonía y corriste hacia el lado contrario. Vigilo el camino diariamente, sigo el rastro de tu olor, recogiendo la sombra de tus palabras, sigo el camino de cenizas que dejas tras de ti con la leve esperanza de encontrarte sin ser ya pasado, sin ser ya la historia que quise construir. Te llamé certeza. Y tu aroma me envuelve sin querer y sonrío por ello, como un reflejo espero tu abrazo interminable y lo único que me envuelve es un reproche. Te llamé ausencia. Te fumo diariamente, te absorvo y te dejo permanecer en mi.




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....Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.
Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.


JulioCortázar





Hacerte el café es como hacerte el amor. Oscuro, caliente y con un ligero sabor dulzón. Te quedas en mi boca y te saboreo sorbo a sorbo. Me descontrolo si no te tomo, si no me dejo en ti. Te dejo entrar y hacerte dueño de mis fuerzas. Habitas mi recuerdo, le susurras a mi ombligo un poema de memoria y con ello vuelves a ganar el poco amor que me dejaste para amar. Me ataste a tus pestañas, a las memorias del futuro que aun no imaginas para admirar desde allí todo lo que quieres mostrarme, hiciste que nacieran de mi los gritos más desgarradores que maté al tocar los labios, me quemaste, me marcaste y yo aun no nacía. Te toqué, me perdí. Te llamé conciencia. Te llamé milagro. Te llamé melancolía. No recuerdo tu nombre, no quiero recordarlo, porque cada vez que te amo, cada vez que te odio me pareces distinto. ¿Qué piel llevas ahora? Jamás podrás ser el mismo, nunca podrás reconocerme. Nunca dejaré de buscarte. No puedes soltarme.




Te llamo Luna



flotando sobre mi,



y nunca me faltas.