martes, 19 de enero de 2010

You give Me something




You give me something

That makes me scared alright

This could be nothing But I'm willing to give it a try

Please give me something

Because someday I might know my heart


Recuerdo la última vez que estuvimos juntos.

Quise atacarte con preguntas, no llorar cuando contestabas, cuando te quedabas en silencio.

Quise parar de reír con tus tonterías para demostrarme que tu inmadurez acabó con mis esperanzas.

For every piece of me that wants you Another piece backs away


Quise dejar de pensar en tus virtudes y concentrarme en tus errores.

No desear tus labios y alejarme corriendo en ese instante.

Intentar creer que no era una vida la que habiamos construido juntos, la que se fué como el agua entre mis manos.


You only waited up for hours Just to spend a little time alone with me

And I can say I've never bought you flowers

I can't work out what they mean

I never thought that I'd love someone That was someone else's dream


Quise pensar que había olvidado cada rincón de tu cuerpo que se sabían de memoria mis dedos. Quise huir, regresar el tiempo, pensar que me habías olvidado, quise tenerte y matarte para saber que no hay nadie que me conozca más.

Quise hacer tantas cosas y lo único que hice fue reconstruir una historia a la luz de la luna que jamás será.


But it might be a second too late

And the words that I could never say

Are gonna come out anyway


Quise, no lo logré...

domingo, 17 de enero de 2010

Esa tristeza



...Ella solo se había llevado los olores del cuarto;

y veinte años después los trajo de nuevo,

los colocó en su lugar y reconstruyó el altarcillo; igual que antes.

Su sola presencia bastó para restaurar lo que la implacable laboriosidad del tiempo había destruido.

Alguien desordena estas rosas- G. García Márquez


La primera vez que tuve un encuentro con la muerte tenía 4 años. Mi tatarabuela agonizaba en su cama y tenía un olor extraño que aún no logro olvidar. Años después esperaba turno en terapia intensiva para ver a mi bisabuela inconciente, caminaba el largo pasillo hacia lo inevitable, la miraba en su cama llena de tubos con su bata blanca y sus manos de dedos larguisimos y blancos intentando buscar las palabras exactas para decirle al oído que todo iba a estar bien. Nunca le dije que la quería. No pude pronunciar palabras hasta que besé su frente limpía y fría un mes después en el ataúd. Y seguía siendo linda aún así. No perdí oportunidad y le dije a mi bisabuelo muchas veces que lo quería y le pedía que me explicara su trabajo, y le preguntaba porqué ninguno de nosotros tenía los ojos tan bonitos como él. Grises y tiernos. Dos meses después de su muerte el me salvó la vida. Tuve un accidente en el que vi a la muerte de frente, pero él se le adelantó y no permitió que rompiera el parabrisas con la cabeza. Me envolvió con su luz y luego nada. La muerte sabe a sangre, huele a sangre. No puedo imaginar el horror que debiste sentir antes de morir, debiste preocuparte por todos, debiste acordarte de mí. Aún hoy te encuentro en mis sueños y me sorprenden tus ojos color miel, la ternura con la que me mirabas y me miras no puede igualartela nadie, nunca será. Mi familia se hace pequeña. He visto la muerte muchas veces y sé que el tiempo no perdona los años. Me da miedo perder a los que quiero. Y no me da miedo morir aún hoy. Me sentiría frustrada por no hacer las cosas pendientes. Pintar. Viajar. Tener un hijo. Escribir un libro, hacer algo que nadie olvide, algo que valga la pena. Supongo que la vida me dirá hasta cuando me dará de sí. Mientras tanto esta tristeza comparada con esa tristeza no debería de hacerme sentir tan chiquita, no debería de estar sintiendo este olor a muerte y el segundero del reloj no debería recordarme la máquina que hacía respirar a mi bisabuelo hace tantos años.

sábado, 2 de enero de 2010

No sé



No sé, no recuerdo por qué no fuí a hablarte. Acaso los coches impidiéndomelo; tal vez lo imprevisto del encuentro. Pero, de acera a acera puede caerse el corazón y ser atropellado y quedar en silencio. La otra, creo, también me detuvo; quién es?, por qué te acompañaba?. La ví. Y acaso sin pensar en mí. Pero no puedo decirlo porque cuando detuve mis ojos te encontré turbado, y con aquel ambiguo movimiento tuyo que me dejó pensando en que quisiste detenerte. Pero todo fué rápido. Yo hubiera deseado también haber cruzado la calle y hablarte, sin embargo, se impuso el saludo trivial e indiferente. No supe que hacer, después de ese primer impulso te miré alejarte como yo, indeciso, turbado como yo. Continué mi camino, dolorosamente, alegre, eufórico. Estuve todo el día más amable, más interesada en lo que hacía, sonriendo a los demás, queriendo a todos. Es un sentimiento de melancolía, de dulce dolor, que me derrama sobre la vida. A veces ese maridaje con lo imposible me empuja a analizarme, y concluyo sembrando una interrogación. Guardé todo el día tu imagen, y aún ahora es definida y concisa. En ese momento, percibido fuera del tiempo, te encontré sin mutación como una propiedad de mis sueños, accesible solo por mis silencios intransferibles. No sé, no recuerdo por qué no fuí a hablarte. Tres meses, más, sin verte, y tú; propicio como antes para recoger en pedazos mi muerte lenta. Ah triste procesión de lo inefable. Óyeme, hay algo más allá de nuestros actos, atrás de nuestros gestos, en el fondo de nuestras palabras. Se llama silencio, olvido, cosas no dichas, intocables. Allí te tengo. Allí eres mío de siempre; irrevocable como un destino dado, dado como una voz y un juramento.

Por eso te encontré;

y no sé,

no recuerdo por qué no fuí a hablarte.

Jaime Sabines

viernes, 1 de enero de 2010

No te rindas



A propósito del año que inicia. A propósito del bendito 2009 que acaba. Tengo la misma convicción de las cosas que no creo y tengo nuevos deseos que desear. El mismo pasado por olvidar que me persigue y el futuro incierto que correteo cada minuto. El mismo olor en la piel que te ha cobijado y el mismo sabor en los labios que no paran de sonreir a pesar de la oscuridad que a veces me rodea. Te rodean mis palabras susurradas por otra voz, estoy sin necesidad de estar contigo. Mis pies caminan hacia ti, mañana.



la melancolía de la tarde
me ha ganado el corazón
y se nubla de dudas
son esos momentos
en que uno se pone a reflexionar
y alumbra una tormenta
todo es tan tranquillo
que el silencio anuncia el ruido
de la calma que antecede al huracán
de repente no puedo respirar
necesito un poco de libertad
que te alejes por un tiempo de mi lado
que me dejes en paz
siempre fue mi manera de ser
no me trates de comprender
no hay nada que se pueda hacer
soy un poco paranoico lo siento
al ratito ya te empiezo a extrañar
me preocupa que te pueda perder
necesito que te acerques a mí
para sentir el calor de tu cuerpo
un osito de peluche de Taiwán
una cáscara de nuez en el mar

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No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos

Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento
.
Porque no estás solo, porque yo te quiero
.



Mario Benedetti