martes, 13 de abril de 2010

Soledad con lluvia



¿Cómo podrías estar solo a la hora completa,

en que las cosas y tú hablan y hablan,

hasta el amanecer?

Rosario Castellanos



Respiras mi aire, y te desnudo mi cuerpo,

acariciando mis muslos esperando tu reacción a distancia.

Mojo mis labios en espera de tu beso suspendido en el espejo,

escuchamos la lluvia atentamente con la taza de café entre las manos,

con la frialdad del cristal en mis pechos,

miro las nubes llenas y oscuras descargandose sobre la ciudad;

decido irme a tocarte,

a pensar que extrañarte menos significa respirar profundamente por los dos,

gemir doblemente para que logres llenarte de mi,

exprimirte la vida,

cortarme el aliento con tu placer inmediato,

arqueando la espalda te dejo saciarte,

marcando mis dedos en tu espalda inexistente

subiendo por la curva de tu hombro logro verte por un segundo,

imagen intermitente dentro de mis párpados,

déjame irte, irme en tus caderas al límite

a sentir que el agua llega a mis pies,

a lograr sentir el fantasma de tu perfume

mezclado con el olor a tierra mojada,

déjate sentirme,

distraído,

resbalando,

sin advertir que ésta

es una soledad que tiembla.